Luz

A las 7 de la mañana, una vez que la luz ha entrado por las ventanas del dormitorio y me ha obligado a ponerme el antifaz, no he sido consciente entonces, de que hoy domingo, la luz protagonizaría nuestra jornada.
Efectivamente, un rato después, ni el antifaz era efectivo ante los rayos de sol que inundaban la casa.
Un fantástico desayuno dominical, preparado por Quique con cariño, nos ha puesto a tono para empezar el día. Hoy domingo, Mamá ha ido otra vez a misa Dallas a la catedral, mucha gente, mucha luz en la vidrieras, y mucho sol en la calle.
La temperatura, excelente, nos ha animado a preparar una suculenta barbacoa, solo interrumpida, como va siendo habitual cuando la luz se va, por los pitidos de las alarmas antifuego, que ya no las pensamos volver a enchufar. Pues si, la luz se ha ido y van 5 veces desde que llegamos ; con sus correspondientes pitidos ensordecedores, las prisas por apagarlos, los equilibrios sobre mesas y sillas para alcanzarlos, y el cabreo consiguiente.
Después, la luz del sol nos ha cobijado en un placentero descanso ; que gusto, estar en tirantes tomando el sol, que maravilla.
Y nos hemos dado cuenta que estando a final de Enero, el día alarga, y en lugar de atardecer a las 5.15 como hasta hace un par de semanas, a las 6 había sol todavía. (cuanto calor vamos a pasar a partir de Marzo...).
Hemos apurado la última claridad en el jardín, esperando que regresara la electricidad, y Mamá sufriendo por la comida de la nevera y el congelador. Y como la cocina es eléctrica y el horno tambíen, y la barbacoa estaba a oscuras y se enciende automáticamente, nos hemos ido a cenar al chino favorito de los niños, y hemos hecho apuestas sobre el retorno de la luz. Han ganado Carlos y la Abu. A las 8.30 hemos encendido todas las velas que teníamos, hemos leido el libro de Gemma y nos hemos ido a la cama. A las 9.30 ha regresado la luz, con los niños ya dormidos.
Y Quique trabajando. Digo ahora, no en el video.