El dictador y sus secuaces instalan al cuñado, al primo, al conocido en los puestos donde poder comer un trozo más grande del pastel y como cualquier infección, ese comportamiento se va extendiendo a toda la sociedad. Nadie puede reclamar nada a nadie pues todo el mundo debe algo al otro. Y tú, vete trabajando mientras me fumo un puro....
No solo fue al ostracismo que nos relegó la dictadura respecto al resto de Europa.
Es una forma de ver y vivir la vida que tenemos adherida a la piel, de la que cuesta mucho trabajo desprenderse, la que nos aleja de nuestros compañeros del norte.
La culpa ya sabemos todos de quien es.
La parte más antigua de Norwich
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