Después de casi tres años, me sigue sorprendiendo la autentica falta de verguenza que tiene por aqui la gente, en su inmensa mayoría hombres, para controlar esfínteres y eructos. Ya se que es una cuestión cultural, pero no deja de ser ordinario escucharles eructar o pederse con total tranquilidad, acompasando sus ruidos al paso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario