Sirenas

Bendita ignorancia.
10 de la noche. Empieza a llover y se desata una pequeña tormenta. Los niños están durmiendo, nosotros no pues Quique está desinfectando los ordenadores. Yo estoy leyendo.
11 de la noche y sigue lloviendo. Se escucha una sirena brutal seguida de una palabra que yo no puedo traducir. 20 segundos, y de nuevo la sirena acompañada de la voz. Otros 20 segundos, la sirena y la voz. Que tios más pesados, pienso yo. Y a los 20 segundos, otra vez. Quique enfrascado en la limpieza de los ordenadores, no se ha dado cuenta. Ya no se escucha más y nos vamos a dormir.

5 de la madrugada. PIPIPIPI,PIPIPIPI, PIPIPIPI ¿qué sucede, que pasa, es el despertador?Damos un bote en la cama y nos levantamos. El ruido es ensordecedor, y nos damos cuenta que se ha ido la luz y se han disparado (otra vez) las alarmas de incendio. ¿Dónde dijo Mehrdad que estaban? No me acuerdo, no lo sé. Corriendo desesperados, medio dormidos y a oscuras por la casa, en busca de un ruido inalcanzable. Las alarmas están en el techo, el techo es muy alto y nosotros un poco retacos. Malabarismos. Finalmente, subida a una silla, encima de otra silla que había encima de una mesa, hemos conseguido desactivar la última, el silencio ha vuelto a casa y la paz a nuestras mentes. Los niños han conseguido dormirse otra vez y cuando yo estaba a punto, la luz de la mesita de noche, que se ha encendido en cuanto ha regresado la luz, ha pretendido que confesara algún delito, pero con determinación, la he apagado. A los 10 minutos, ha sonado el despertador.
Hace un rato, en clase de inglés, me han dicho que anoche sonaron las sirenas del tornado. La tormenta trajo uno muy cerca de Plano y avisaban a la gente, por si acaso.
Menos mal que nosotros como no sabíamos nada, hemos podido dormir sin miedo.